Baphomet: el Gran Inquisidor y el rito del grado 29 de la Francmasonería

El escritor Alberto Bácerna Perez expone el rito del grado 29 de la Masonería y revela los detalles sincréticos que revisten la ceremonia donde el iniciado se consagra finalmente a Lucifer. El catedrático, historiador y ensayista español, autor de varios libros entre los que se encuentra; Iglesia y Masonería: las dos ciudades, narra en la siguiente entrevista el ritual definitivo que separa a los masones institucionalizados de los altos iniciados luciferinos que luego son colocados en esferas relevantes de la pirámide del poder social.
En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado del grado 29, el candidato es conducido a través de la logia por el Vigilante Primero y Vigilante Segundo hasta llegar al centro del templo, donde se alza una estatua de la entidad andrógina Baphomet, el dios de los mil nombres. Frente al monumento, en el piso, habrá una cruz cristiana que el candidato deberá pisotear para dar comienzo al rito luciferino. Baphomet es también conocido con los nombres de: Lucifer, Prometeo, Apolo, Baal, Moloch, Belial, Samael, Dios Negro, Gran Serpiente, Gran Dragón, Jahbulon, Satanás, Yhavhé, Tetragrámaton, Sol Negro o Saturno, entre muchos otros.
La figura de Baphomet representa en la masonería a GADU o Gran Arquitecto del Universo, el cual no es más que una entidad demiúrgica y andrógina, a la cual tanto satanistas como luciferinos le rinden culto puesto que le consideran el creador del plano material o tercera dimensión que experimenta toda criatura en la tierra a través de los sentidos. Según las doctrinas gnósticas -a las que adhirió el teólogo Platón y la cual representó en su alegoría de La Caverna-, la función última de este rey ciego y sanguinario, sería la de mantener a sus esclavos -a través de la manipulación, el engaño, el miedo y las bajas vibraciones- en un flujo de reencarnaciones incesantes. De esta manera los eones encarnados en la materia jamás podrían regresar al Pléroma o Paraíso del que habrían surgido, al resguardo del cálido soplido de Sophia y bajo la tutela del Dios Incognoscible.
Nota: Las tres grandes religiones de masas que imperan en la actualidad -es decir, Cristianismo, Islamismo y Judaísmo- surgieron de las doctrinas paganas mistéricas de la antigüedad; desde los cultos mesopotámicos a Baal-Moloch (Toro de contextura humanoide y andrógina), pasando por el culto solar egipcio de Amón Ra (dios solar y creador de la vida) y la trinidad Isis-Osiris/Horus-Seth. Los gnósticos, considerados los primeros cristianos (cristianismo que nada tienen que ver con la religión luciferina difundida en la actualidad), fueron perseguidos por el promotor social del Cristianismo de masas, el emperador romano Constantino. Los gnósticos supervivientes fueron posteriormente cazados, martirizados y exterminados en las cruzadas de la inquisición a manos de la gran ramera de Babilonia; la Iglesia vaticana -testaferros supremos de la Nobleza Negra-. En la actualidad, sociedades secretas como La Gran logia Rockefeller o el Club 33 en Disney sólo aceptan miembros que se hayan iniciado en el rito del grado 29 y cuya alma ya se haya consagrado a los propósitos de Lucifer.
Decodificación neurolingüística y numerológica
Demiurgo: significa, literalmente, maestro o supremo artesano. Es considerado el creador de la materia y de la dualidad que se experimenta en cada ámbito de la experiencia terrenal. Su significado está sumamente ligado a la etimología de la palabra masón, que significa constructor en francés. El Demiurgo es considerado el Rey Arconte (gobernante) de este plano dimensional en muchas escuelas mistéricas.
Número 29: Este número se compone del número 2 y del número 9, los cuales sumados revelan uno de los números maestros en numerología sagrada; el 11. Si el número 10 es la perfección, el 11 representa a Dios. El número 11 no debe ser dividido puesto que es una vibración maestra. En caso de ser descompuesto y llevado a su mínima unidad, quedaría el número 2 (1+1=2). El número 2 representa la dualidad que experimentan todos los seres vivos en la tercera dimensión, en la cual, todo tiene su principio de polaridad; todo tiene su opuesto. El número 11 puede representar también la transgresión y el pecado. El 11 es, además, la combinación de la estrella de cinco puntas (Baphomet) y el hexagrama (sello de Salomón); lo masculino en unión con lo femenino, la fusión de los opuestos. El andrógino alquímico.
Entrevista realizada por el medio La Contra Tv.
Pistis Sophia, Tratado Gnóstico del siglo II d.C (PDF)
Pistis Sophia, extractos de la revista Lucifer con notas de H. P. Blavatsky (PDF)
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