La industria cultural y las armas psicotrónicas de control mental

La televisión, a lo largo de su biografía, ha sido el instrumento más sofisticado y eficiente de modificación de la conducta y control mental en la historia reciente. En el presente, esta herramienta del siglo pasado de sugestión y de condicionamiento ha avanzado hasta límites difíciles de imaginar para el ciudadano promedio que utiliza los monitores para una simple actividad recreativa o de cultirización. Las agencias de inteligencia en conjunto con el D.A.R.P.A (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa estadounidense de uso militar) y demás institutos -como Tavistock o la Escuela de Fráncfort-, fundaciones –como la Rockefeller- y universidades infiltradas por las élites aristocráticas, están hace décadas rumiando el perfeccionamiento de las técnicas del control de masas y el refinamiento en todo lo que esté relacionado con la modificación de la conducta del ser humano. En la nueva era (Acuario/Horus), el espionaje masivo y el control social han llegado a tales extremos de sutileza y sofisticación, que sólo queda preguntarse si estamos en la antesala de un régimen orweliano o huxliano.
Lo que sucede cuando el individuo es expuesto a un elemento audiovisual por medio de una pantalla es que los patrones cerebrales son inducidos a un estado alfa. En esta fase, la mente entra en un período de relajación intensa, de adormilamiento y posterior sueño lúcido. Este proceso cognitivo lo que hará será aislar al espectador del entorno contingente que le rodea. El individuo comenzará a tener muchos problemas para retener recuerdos y en poco tiempo entrará en una especie de trance. En los niños menores de tres años, esta sugestión es especialmente evidente. Los estudios científicos demuestran que la televisión sugestiona al individuo de una manera similar al condicionamiento mental que se da por medio de la hipnosis. Un dato para nada menor, es que en la programación mental de tipo monarca, lo primero que se les hace a los esclavos sometidos a control mental, es inducirlos a una fase de conciencia alfa, pues es en esta etapa de trance hipnótico donde el sujeto puede ser sugestionado a voluntad del programador para posteriormente ser disociado y así poder abrir el umbral a las demás programaciones. A saber; beta, theta, gamma, delta y omega.
En 1969, el investigador estadounidense, Herbert Krugman, comenzó a realizar experimentos para tratar de discernir los efectos de la televisión sobre el cerebro del espectador. Lo que descubrió fue que las actividades cerebrales del individuo que está expuesto a la televisión pasaban de ondas beta a ondas alfa en un minuto; la actividad cerebral saltaba del hemisferio izquierdo (pensamientos lógicos y razonamientos críticos) al hemisferio derecho (conductor de respuestas emocionales). Krugman descubrió que la actividad del hemisferio derecho era dos veces más activa que la del izquierdo cuando la persona era expuesta a la pantalla televisiva, algo que representa una anomalía neurológica. Lo que sucede cuando se da este desplazamiento de la actividad cerebral es que se estimula la liberación de endorfinas; los opiáceos naturales del cuerpo. Esto produce una sensación muy similar a la que causa la morfina, codeína o heroína. Una persona criada desde bebé bajo el rigor de esta caja diseñada para el condicionamiento mental, verá mermada su capacidad intelectual antes de llegar a la adolescencia producto del SOMA diario que la televisión le habrá inyectado.
Cuando se mira una película hollywoodense se está asistiendo a un evento de ficción -creado y dirigido por auténticos magos que comprenden a la perfección cómo funcionan los procesos cognitivos en la mente- que sin embargo crea emociones y conflictos internos reales en el espectador. El drama en una obra de ficción es el método más efectivo para remitir mensajes. Si el drama es lo suficientemente efectivo el cerebro del espectador hará manifestarle al cuerpo que lo que está viendo es real. En los momentos de crisis de una película, el receptor, empantanado en los acontecimientos de lo que sus ojos estén siendo testigo, será catalizado a todo tipo de experiencias emocionales. Será a consecuencia del embrujo del éxtasis de las sensaciones, justamente, que será incapaz de razonar acerca de lo que en realidad está aconteciendo frente a sus ojos: una programación de condicionamiento mental. Son por estos complejos procesos cognitivos que cuando una persona está sumergida en una película sus emociones pueden impulsar una risa o un llanto. El sentimiento generado es real, pero el evento que lo suscita no, es un hechizo en el más alto sentido de la palabra.
El sujeto enciende la caja negra (clara representación del culto a Saturno), y a continuación dispondrá de una serie de canales en donde tendrá la ilusión de “elegir” entre una amalgama de programas; cada uno diseñado para inducirlo a pensar, actuar y tomar decisiones de una predeterminada manera, según los modelos sociales imperantes en cada época y establecidos de antemano por los prestidigitadores. El acondicionamiento mental es tan eficaz y silencioso que la persona, sobre todo niños pequeños, en un alto grado de probabilidad, en algún momento emulará los comportamientos o gestos de los personajes por quienes sintió empatía. Muchos patrones ideológicos son inoculados a través de ficciones televisivas que luego el sujeto termina adoptando como propias, creyendo, además, que está tomando decisiones por sí mismo en todo momento. La televisión ha sido el método de entretenimiento (entretener y mentir) más eficaz de control mental de la historia. La etimología de la palabra televisión proviene del griego τηλε (tele), que significa lejos y del latín visio, que significa ver; por lo que, académicamente, su etimología haría referencia a ver de lejos. Pero hay una versión que se acerca más a su propósito real: tele-vi-zión o telesión; visión de Zion o visión sionista. Sión es la tierra prometida, Israel (Isis-Ra-El), para el pueblo judío ortodoxo. No es ningún secreto de que fueron los Jesuitas quienes levantaron el monopolio de la industria del entretenimiento así como, en general, de todo el lobby académico, científico, astronómico, educativo y de la industria cultural reinante –el significado profundo de cultura es culto-a-Ra-. De hecho, Hollywood, en un principio era llamado El teatro Jesuita. Los Jesuitas cedieron el control de la mega industria musical y cinematográfica casi al control total de judíos relacionados al sionismo internacional, esto incluye desde los altos directivos de las productoras, hasta los guionistas, directores y actores. El mundo del espectáculo está, en los puestos calves, controlado casi en su totalidad por judíos sionistas. Esto sucede porque la agenda Jesuita/Vaticano se encuentra en la misma dirección que la agenda sionista.
Los métodos de sugestión más utilizados en obras hollywoodense se denominan primado negativo y programación predictiva: el primero actúa en la memoria implícita –el cual, bien utilizado, es un tipo de memoria en el que las experiencias previas ayudan a la realización de una tarea nueva sin que se sea consciente de ello- y su objetivo es retrasar el aprendizaje del espectador, mientras que el segundo, como su nombre indica, revela o predice -de manera encubierta- eventos próximos a llegar que ya se encuentran en agenda. Los condicionamientos mentales por medio de pantallas sirven para inyectar en la mente del televidente ideas culturales dominantes que funcionen como refuerzos para pensar o actuar de determinada manera. Cuando una película muestra una realidad enmascarada entre argumentos dramáticos o de comedia, el espectador es automáticamente catalizado a una sensación de rechazo ante la información manifestada. Lo que produce un retraso en la memoria implícita, que termina afectando indefectiblemente el aprendizaje. El caso más emblemático de primado negativo y programación predictiva fue sin ningún tipo de dudas el de la demolición controlada de Las Torres Gemelas, que se mostró en decenas de blockbuster -desde la década de los 80 hasta los años 2.000; ver galería-, así como a la referencia numerológica del 9:11, que remite a la puerta de Apolo, que como no podía ser de otra manera, es una referencia al culto solar que practican las élites paganas. Con el megaritual de la caída de las torres se dio inicio al nuevo siglo. Este evento traumatizador de escala global tuvo diferentes propósitos, entre los que destacan el espionaje masivo de ciudadanos estadounidense por parte del gobierno así como el ganar consenso social para terminar invadiendo militarmente a Irak y Afganistán (la Ley Patriota surgió después del ataque de falsa bandera de las Torres Gemelas y tuvo como principal propósito darle un marco legal al espionaje masivo y detenciones inconstitucionales de ciudadanos estadounidenses bajo la tutela del Estado).
Programación predictiva de la caída de las Torres Gemelas en Hollywood por Magna Veritas.
Retrocediendo hasta la antigua Grecia, tenemos una referencia clara de cómo el poder utilizaba las representaciones de dramas para operaciones de manipulación de masas. En la representación de los grandes dramas, los ciudadanos, entre los que se incluían los esclavos, eran obligados a asistir al teatro a ver los espectáculos, porque ya entonces, el poder iniciático y sinárquico comprendía que esto era fundamental para implantar en el inconsciente colectivo de los plebeyos la agenda venidera de su sistema de control y dominación.
El club de la pelea (1999). Primado negativo y programación predictiva sobre los atentados de las Torres Gemelas.
Hollywood es una palabra compuesta por “holly” que significa sagrado y “wood” que significa bosque o acebo; el acebo es un tipo de madera que los hechiceros druidas (sacerdotes celtas) utilizaban en sus rituales mágicos y juicios, pues se creía que esta varita representaba la muda presencia y testimonio de la verdad. Hollywood entonces podría traducirse como bosque sagrado, aunque sería más precisa la definición de varita mágica. No es un dato menor que infinidad de catedrales construidas por el Vaticano se cimentaron sobre ruinas o lugares considerados mágicos por los hierofantes celtas, como fue el caso de la catedral de Notre Dame en París (para-Isis), recientemente quemada en un gran ritual traumatizador de masas. Hay que comprender que los sacerdotes son un remanente de los aintiguos cultos paganos que se pueden rastrear hasta Sumeria. La religión ha sido siempre una herramienta diseñada para el control social, y sus promotores eclesiásticos, no son más que adoradores vernáculos del antiquísimo culto demiúrgico a Saturno.
Mickey Mouse en la película animada El aprendiz de brujo
La industria cultural es una enorme maquinaria de ingeniería social propagandística. El sobrino de Freud, Edward Bernays, periodista y creador de las relaciones públicas, fue una figura clave del siglo XX; desde que dejó la oficina gubernamental para la propaganda bélica luego de la Primera Gran Guerra y hasta su fallecimiento en 1995, Bernays fue el asesor de varios presidentes estadounidenses y el publicista de algunas de las empresas transnacionales más relevantes del mundo. Su contribución a la transformación del mundo como hoy lo conocemos es equivalente en relevancia a la que hizo su tío Sigmund Freud con el psicoanálisis, sin embargo, sus obras no se enseñan en las instituciones académicas y su figura es por completo desconocida para el gran público. Edward comprendió que se podían crear necesidades y deseos en el público y asociar éstas a cualquier tipo de producto, de manera que, por ejemplo, se podía asociar determinado modelo de vehículo con la virilidad masculina. Bernays descubrió (gracias a los escritos que su tío le había dejado) que se podía manipular al consumidor al vincular sus emociones con los productos o las políticas, pues éste, una vez fidelizado, tendía a comportarse de una manera irracional. En su libro Propaganda se pueden encontrar perlas como las siguientes: "La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país", o, "Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas son en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar. Ello es el resultado lógico de cómo se organiza nuestra sociedad democrática. Grandes cantidades de seres humanos deben cooperar de esta suerte si es que quieren convivir en una sociedad funcional sin sobresaltos". Bernays, era un judío alienado al sionismo pragmático internacional, y, fue además, el encargado de diseñar monstruosas campañas publicitarias que, entre otras cosas, acercaron a las damas a la industria tabacalera puesto que hizo creer a las masas que la emancipación de las mujeres se equipararía a la de los hombres si se comenzaba a fumar “la antorcha de la libertad”; que el desayuno norteamericano tradicional fuera el bacon con huevos revueltos; que los varones comenzaran a utilizar relojes de pulsera o que cientos de miles de jóvenes se enlistaran en el ejército para luchar por la libertad y la democracia. Con la propaganda, ahora devenida en Relaciones Públicas para evitar el dejo lingüístico asociado a la manipulación, cualquier idilio de transformación se podía lograr ya que en palabras del mismísimo Bernays: “La propaganda es el poder ejecutivo del gobierno invisible”.
Daniel Estulin, en su libro El Instituto Tavistock, menciona que el piscólogo transpersonal, Carl Jung, estaba obsesionado con Hitler y en como éste había canalizado en sí mismo el incosciente colectivo del pueblo alemán, y sentencia lo que es un secreto a voces, que en realidad la figura de Hitler fue creada en la institución más representativa de modificación de la conducta y de creación de esclavos de control mental, El Instituto Tavistock. Nada se escapa de las garras de los prestidigitadores que utilizan la dialéctica hegeliana -tesis, antítesis, síntesis- para dividir y controlar a las masas: “Jung estaba obsesionado con la idea de que la realidad más profunda, la mayor verdad, yacía bajo los aspectos inconscientes, místicos y psicóticos de la mente del hombre, en contraposición con la visión judeocristiana del mundo, más racional, externa y científica”. Estulin explica que: “Según Jung, existe un profundo sustrato de la conciencia, bajo las capas de los instintos mecánicos y los fenómenos mesurables de la psicología clínica, al que llamaba inconsciente colectivo. Estas imágenes se hacen visibles en determinadas circunstancias, con los múltiples políticos o los rituales religiosos, las pantallas de cine o la publicidad y la propaganda; imágenes que nosotros aceptamos como algo normal sin ser conscientes del poder que representan ni de hasta qué punto están manipulando nuestra conciencia. Y a su vez, esas imágenes, esa trama o matriz que está por debajo del universo observado, una especie de red de conexiones tejidas por la mano invisible de los lavacerebros del Instituto Tavistock y de la Escuela de Fráncfort”.
Publicidad diseñada por Bernays para que las mujeres estadounidenses comenzaran a fumar (hasta ese momento era un vicio culturalmente reservado para los hombres)
Con la masividad del internet y los nuevos dispositivos al alcance de mayoría de personas, los paradigmas mutaron. Los nuevos dispositivos de monitores y pantallas inteligentes traen consigo tantas sofisticaciones que el gran colectivo ciudadano desconoce realmente las políticas y tecnologías de los dispositivos que están manipulando cotidianamente. Softwares de espionajes inteligentes como Pegasus, que Israel entregó a funcionarios y dirigentes políticos en países latinoamericanos –entre los que se encuentra Argentina- como parte de tratos internacionales, son de uso frecuente para vigilar a toda la población o chantajear y controlar a cualquier ciudadano que maneje información sensible y que se quiera sublevar al sistema. Plataformas como Facebook o Google, diseñadas y controladas por las agencias de inteligencia en conjunto con el brazo de investigación tecnológica del ejército estadounidense son una realidad silenciada y amañadas por los grandes medios hegemónicos de comunicación que venden un discurso único o de oposición controlada. Delante todo este sistema de ingeniería social (entre los que se encuentran lobbys como los de las instituciones educativas, médicas, astronómicas o científicas), está la monstruosa industria cultural y ficcional que condiciona la mirada de todo un gran ecosistema cerrado y controlado. Creando el doblepensar, la neolengua y en última instancia el consenso social globalizado de lo que los seres humanos perciben como lo real.
La civilización está en el umbral de la próxima gran revolución tecnológica. Con la incursión del 5G la humanidad entrará finalmente en el umbral de la era transhumanista. El 5G es una herramienta militar de quinta generación creada por Israel –con el beneplácito de la autoridad sinárquica anglosajona- para el espionaje masivo y omnipresente de todo ser humano que vaya a habitar en las smartciudades que se están diseñando. Todas las tecnologías futuras de uso corriente, sin excepción, estarán conectadas y controladas por avanzadas inteligencias artificiales; será quienes tengan entre sus manos el control de esta tecnología quienes decidirán el destino del nuevo mundo. En el presente, lo que sabemos, es que se está trabajando en armas psicotrónicas a través de monitores y dispositivos de uso civil. A continuación, una pequeña muestra de lo que las patentas dejan traslucir sobre estas tecnologías orwelianas que proporciona la dictadura del placer en la que la humanidad está inmersa:
Patente Us 6506148 B2: Manipulación del sistema nervioso por campos electromagnéticos a través de monitores.
Patente 3.951.134: Modifica a distancia las ondas cerebrales.
Patente 5.330.414: Inductor de ondas cerebrales mediante impulsos lumínicos inducen deseos en el espectador.
Patente 5.392.788: Inductor de estados alterados de conciencia induce al espectador a un estado de hipnosis.
Patente 4.924.744: Capaz de evaluar el estado del espectador a través de sus constantes vitales.
Patente 4.777.529: Telepatía sintética unidireccional capaz de modular voces en el cerebro del espectador.
Patentes 5.548.142 y 3.980.076: Intervienen en el campo electromagnético del corazón del espectador para inducir un estado de ánimo.
Patente 5.586.967: Aparato para la superposición de instrucciones subliminales visuales dentro de una señal de video.
Patente 5.123.899: Método y sistema para la alteración de la conciencia.